Los vinos cooperativos Conde de la Corte suman nuevos premios a su palmarés

La bodega cooperativa Santa María Egipciaca, de Corte de Peleas (Badajoz), ha sumado recientemente tres nuevos premios a los vinos que elabora, producidos con la uva que cultivan sus agricultores socios. Se trata, en concreto, de una Medalla de Oro al vino ‘Conde de la Corte Crianza 2018’ obtenida en el Mundial de Tempranillos celebrado en Sevilla. En este mismo concurso se alzó con una Medalla de Plata a su tinto Joven 2020, que también fue galardonado con una Medalla de Oro en el concurso Vinespaña, celebrado el pasado de mes de mayo en Almendralejo.

A ello se suma el premio al segundo mejor vino tinto cosecha de la campaña 2020 de Extremadura al Conde de la Corte 2020, consiguiendo el Espiga de Plata en su categoría; junto a un Baco de Plata al Conde de la Corte Pardina 2020.

De este modo, los vinos de esta cooperativa llevan varios años ya cosechando distintos importantes premios, algo que desde la propia bodega achacan a su perseverancia en la cultura del trabajo colectivo, en el que es primordial una buena coordinación entre socios agricultores y técnicos, desde que se termina de recoger la uva de una campaña hasta que se inicia la siguiente vendimia

La bodega cooperativa Santa María Egipciaca cuenta con capacidad para separar uvas por calidades y personal cualificado que dispone de la mejor tecnología para culminar el trabajo que indudablemente empieza en el campo. Así, desde hace muchos años, la cooperativa viene aplicando unas estrictas normas de vendimia que los sucesivos Consejos Rectores han refrendado, lo que ha permitido una mayor concienciación y comprensión de las mismas por parte del socio.

“Es un largo proceso que no siempre ha sido fácil y tranquilo, porque hemos tenido que conjugar un enfoque comercial del producto final con los múltiples intereses individuales y solo supeditando estos últimos al interés colectivo se alcanza el objetivo”, explica el director de la cooperativa, Ildefonso Rodríguez.

Los nuevos premios obtenidos suponen un aliciente para la cooperativa, después de un año marcado por la pandemia por COVID-19, que ha sido “emocionalmente difícil y desastroso a nivel económico en nuestro sector”, agrega Rodríguez.

“Pero, pero sobre todo, permite constatar que la línea de trabajo elegida es correcta y que el esfuerzo colectivo en aras de conseguir cada año una mayor calidad del vino se ve premiado, creemos de forma decidida que ser exigentes y no caer en la autocomplacencia es el mejor camino para aumentar la rentabilidad de nuestros socios”, concluye el director de esta cooperativa.